miércoles, 18 de mayo de 2011

EL MATRIMONIO, PIEZA DE MUSEO


Tres secretos para un matrimonio largo:
Hablen de las cosas,
Hagan más de lo que les corresponde
Y decidan no desear vivir separados.
Bárbara Jenkins

Es lamentable, pero es una realidad el matrimonio se ha vuelto hoy en día, “una pieza de museo” como dijo el poeta Marcos Vidal. Cada vez más jóvenes deciden vivir juntos sin contraer compromisos con la idea de que si “no nos entendemos” no se pierde nada. Lo que no saben es que una mujer que acepta mudarse con un hombre sin ataduras, encontrará el terminar la relación tan doloroso y complicado como si hubiesen estado casados. Vivir juntos es un autoengaño.
Pero, ¿Por qué los jóvenes deciden vivir el amor libre y no casarse? La respuesta la tenemos los adultos modernos. Hemos hecho del matrimonio un infierno, una fábrica de jóvenes inseguros, amargados, insatisfechos; hemos proyectado en ellos la imagen de un matrimonio infeliz y de apariencias.
 Hace casi 20 años un amigo arquitecto, no convertido, decía en son de broma que se llevaría a cabo el “primer divorcio cristiano”. Pues un joven pastor estaba siendo enamorado por una bellísima mujer divorciada. El padre de ella, veía con muy buenos ojos al excelente pastor como futuro yerno. Pero el amigo arquitecto vislumbraba un verdadero fracaso la relación por los antecedentes. Desde luego nunca se casaron. El pastor está felizmente casado y sirviendo efectivamente al Señor.
A lo largo de los años lo que parecía imposible a propios y extraños, dentro de la iglesia evangélica, se está convirtiendo en una cruda realidad. El divorcio ha penetrado todas las esferas sociales y eclesiásticas; y ni las mejores familias se han salvado.
Este mal es la causa de la poca credibilidad que los jóvenes le dan al matrimonio. “Millones de mujeres jóvenes son criadas en familias divorciadas o mezcladas, debido a ello, sus relaciones son más complejas. Pero se puede encontrar ayuda donde menos se espera: En las sabias abuelas”. (Bárbara Jenkins)
Se cree que los hijos de padres separados o divorciados están más propensos a imitar lo vivido en sus hogares, y presentan más dificultades para mantener una relación estable y saludable.
Sin embargo, todos podemos rescatar esa reliquia invaluable que es el matrimonio. Si hemos perdido ese amoroso sentimiento que nos une a la pareja, puede ser que se deba a que solo queremos recibir en vez de dar, y es mejor dar que recibir.
Si estás a punto de divorciarte, piensa que esto marcará tu vida y especialmente la de tus hijos. Cuando parece que el amor ha muerto, Jesús existe para resucitarlo. Solo Él puede darle vida a tu relación. Recibe su ayuda.

Lic. Elizabeth Gurrión Matías


TEL: 971 72 801 96     www.egconsagrada.blogspot.com

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