lunes, 27 de septiembre de 2010

LOS ÁNGELES CUIDAN A LAS MADRES SOLTERAS

Pero Dios escuchó la voz del niño, y el ángel del Señor bajó del cielo. Él dijo: “Agar ¿qué te pasa? No te asustes, el Señor ha escuchado el llanto del niño”.

Génesis 21:17

La Biblia es un compendio de historias de hombres y mujeres comunes y corrientes; con virtudes y defectos, presentados con toda la crudeza de la naturaleza humana. Muchos la critican, porque acaso, ¿no es la Palabra de Dios? Efectivamente, es la voluntad de Dios para la humanidad que tercamente huye de su Creador. Sin embargo Dios siempre insistirá en su necio amor proporcionándole al hombre su gracia, a pesar de…

Agar era una esclava egipcia, cuyos dueños eran Abraham y Sara. Ambos eran ancianos y no podían tener hijos, porque Sara era estéril. Aun conociendo la promesa de Dios de darles una gran descendencia, Sara quiso “ayudarle” a Dios. Obligó a su marido y a su esclava a tener relaciones sexuales con el fin de que Agar quedara embarazada y el hijo nacido bajo su techo fuera suyo. Cuando la esclava se vio embarazada se llenó de orgullo y arrogancia y empezó a despreciar a su patrona. Entonces Sara la maltrataba continuamente; y la esclava huyó. Caminando sola por el desierto, un ángel de Dios la encontró; le pidió que regresara con su patrona y le dio una promesa: “Ahora que estás embarazada darás a luz un hijo al que llamarás Ismael (Dios escucha). Ya que el Señor ha escuchado tu tristeza”.

Agar volvió a la casa de sus patrones, pero la situación no mejoró. Al nacer el hijo de la promesa (Isaac), Sara vio que el hijo de la esclava jugaba con el suyo y se enceló. Le advirtió a su marido que nunca compartiría la herencia de su hijo con el de la esclava, y que los corriera. Abraham le dijo que hiciera lo que mejor le pareciera. Así que Agar fue lanzada juntamente con su hijo; llevando algunas provisiones y un recipiente con agua. Durante varios días, Agar vagó por el desierto con su hijo; cuando se le terminó el agua decidió abandonar a su hijo para no verlo morir, luego se alejó y se sentó a llorar desconsoladamente, deseando la muerte. Pero Dios escuchó la voz del niño y el ángel bajó desde el cielo y le dijo:

“Agar, ponte de pie, levanta al niño y agárralo bien de la mano. De él haré una gran nación”.

Enseguida le mostró una fuente de agua, así que fue, llenó su recipiente de agua y le dio de beber al niño. Dios levantó de Ismael a todas las comunidades árabes; los mayores exportadores de petróleo.

Si conoces a una madre o padre soltero, compártele esta reflexión. Dile que Dios ha enviado un ángel para que le acompañe en el desierto de la soledad, del abandono, de la tristeza. Él abrirá una fuente de aguas vivas, para saciar su necesidad y la de sus hijos. Dios siempre cuidará del desamparado.

Lic. Elizabeth Gurrión Matías

No hay comentarios:

Publicar un comentario