jueves, 21 de octubre de 2010

INSENSATO O INTELIGENTE

“Una mujer ejemplar, ¿Quién la encontrará?
¡Vale mucho más que las piedras preciosas!”.
Proverbios 31:10

Abigail era una mujer muy bella e inteligente; estaba casada con un hombre muy rico, que era todo lo contrario a ella; él era grosero, malo e insensato.
Un día que Nabal se encontraba trabajando en sus negocios, esquilando la lana de sus ovejas; llegaron 10 jóvenes de parte de David, el futuro rey de Israel, con un mensaje:
“Que tú y tu familia se encuentren bien. Por tus trabajadores sé que te encuentras esquilando tus ovejas. Aquí en el desierto, hemos tratado bien a tus pastores dándoles agua y comida, y cuidando tu ganado. Por lo tanto, te pido que recibas bien a mis muchachos, y que les des lo que tengas a la mano, pues tengo 600 hombres conmigo que necesitan alimento”.
Cuando los hombres de David terminaron de hablar, Nabal tronó contra ellos; los insultó y los corrió; mandó decirle a David que tenía carne, pan y agua, pero no para ellos, pues eran una bola de bandidos.
David se enfureció al escuchar las noticias, tomó 400 hombres y se dirigió para matar a Nabal, a sus sirvientes y a toda la familia. Pero uno de los sirvientes de Nabal dio aviso a Abigail de lo ocurrido; y de lo mal que había tratado su marido a David.
Inmediatamente Abigail preparó 200 panes, dos tambos de vino, 5 ovejas asadas, 40 kilos de trigo tostado, 100 tortas de uva y 200 tortas de higo. Los cargó en asnos, y sin decirle a su esposo partió al campamento de David.
Bajando por la ladera del monte se encontró con David y sus hombres. David venía diciendo:
“De nada me sirvió proteger las posesiones de Nabal en el desierto, porque me ha pagado mal. Que el Señor me castigue si dejo vivo a un solo miembro de su familia”.
 Al llegar frente a David, Abigail se postró a sus pies y le imploró misericordia, culpándose del “mal entendido”. Argumentando que ella no vio a los mensajeros de David; que no tomara en cuenta las palabras de su esposo Nabal (insensato). También le dijo que no manchara sus manos con sangre inocente, porque cuando fuera rey se arrepentiría. Le entregó todo lo que había preparado, y David agradeció las palabras de Abigail y recibió los regalos; diciéndole que no se preocupara por la venganza que había planeado.
Cuando Abigail regreso a casa, su marido estaba borracho y muy alegre. Inteligentemente, ella calló, y al día siguiente le dio la noticia; al oírla, Nabal se infartó y quedó paralizado; a los diez días el Señor hizo que Nabal muriera. Al saberlo, David se alegró de no haber cometido una masacre; mandó buscar a Abigail y la convirtió en su esposa.
Muchos hombres y mujeres, sufren a causa de los Nabales, pero Dios tiene el justo pago para cada uno de ellos. Aprendamos de Nabal y Abigail, somos lo que elegimos; insensatos o inteligentes.

Lic. Elizabeth Gurrión Matías




No hay comentarios:

Publicar un comentario