miércoles, 6 de octubre de 2010

LA SOLEDAD, TRISTE Y MALA CONSEJERA



Entonces el Señor Dios dijo:
“No le hace bien al hombre estar solo,
Haré una ayuda adecuada para él”.
Génesis 2:18

En la actualidad, una de las instituciones más golpeada por el enemigo es el matrimonio. Solamente en México, las estadísticas nos arrojan el incremento de los divorcios efectivos y emocionales, así como la disminución de casamientos; esto nos indica que el matrimonio atraviesa por una severa crisis.
El fracaso de las personas, el aumento de la delincuencia, el uso y abuso de toda clase de drogas, el suicidio, la falta de interés por la vida, la depresión, la ansiedad, y algunas otras enfermedades son algunos resultados del divorcio.
Observe a los miembros de una familia en crisis; es doloroso ver su situación. Podríamos preguntarnos: ¿A qué se debe esta grave crisis en el matrimonio?
Entendemos que la convivencia en el matrimonio no es fácil,  y en esta época de constantes cambios, de grandes adelantos científicos y tecnológicos; queremos que los cambios para bien en el matrimonio se den como si pretendiéramos calentar comida en un horno de microondas. Pero la relación matrimonial y el hogar se van construyendo poco a poco con mucho amor, sabiduría, perdón y paciencia.
Dios estableció que el varón es la cabeza del hogar, por lo tanto le corresponde ejercer la autoridad con amor, proveer para las necesidades del hogar y velar por la seguridad de la esposa y de los hijos.
A la mujer, Dios la dotó de talentos; la capacitó para dar vida, y le dejó la difícil tarea de ser la ayuda adecuada. Debe ser una excelente administradora del hogar en todos los aspectos. Ser sumisa (entiéndase bien no su mensa) por amor; deberá perdonar y olvidar muchas veces, y pelear como una leona por su hogar. Para lograrlo necesitará toda la sabiduría, paciencia, inteligencia y gracia que vienen de Dios.
La combinación del amor, de la sabiduría, del perdón y la paciencia es la fórmula para mantener un matrimonio para toda la vida. Pero, ¿Dónde encontrar estos elementos? Por favor, no los busque con los sicólogos, ni con los terapeutas, mucho menos con los brujos. Busque la ayuda de Dios con todo su corazón; haga un pacto con Él, comprométase a luchar por su relación matrimonial y por su hogar. Evite la soledad, es triste y mala consejera. No será fácil, pero vale la pena pagar el precio.

“Por esto el hombre dejará padre y madre y se unirá a su mujer,
y los dos serán una carne. Así que no son ya dos,
sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó,
 no lo separe el hombre”.
Mateo 19:5-6

Lic. Elizabeth Gurrión Matías

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